Caracas.- Venezuela ha sido clara desde el principio: el combustible que aceita la pesada maquinaria del asedio militar y agresiones de EE.UU. en el Caribe es la apropiación de sus «inmensas riquezas y recursos naturales» a través de un «cambio de Gobierno».
La nación bolivariana, con una ubicación geográfica privilegiada como puerta de entrada a Suramérica, desde septiembre pasado ha sido uno de los principales objetivos de Washington, que acusa al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de supuestamente liderar una organización de tráfico de drogas que ha sido declarada como terrorista, sin esbozar prueba alguna.
Este señalamiento ha sido acompañado por un millonario despliegue militar en el Caribe Sur con la anuencia de algunos países de la región hostiles a Venezuela, como Trinidad y Tobago; por sobrevuelos de aviones de combate estadounidenses a pocos kilómetros de las costas venezolanas y por declaraciones incendiarias desde la Casa Blanca que nuevamente ponen todas las opciones sobre la mesa.
El país suramericano, cuya empresa estatal petrolera fue una de las sancionadas por el Departamento de Estado de EE.UU., tuvo una caída en su producción de 87 % entre 2015 y 2020, cuando pasó de producir un promedio de 2,4 millones de barriles diarios a 339.000 barriles, en junio de 2020. De cada cien dólares en divisas, el país dejó de percibir 99 durante siete años.
Como parte de la recuperación de su producción a apuesta a exportación de otros recursos energéticos, la nación latinoamericana espera exportar su primera molécula de gas en 2027, según ha adelantado la vicepresidenta y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, en distintas ocasiones.
La cifra ofrecida por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) va por la misma línea. El organismo del cual Venezuela es miembro fundador publicó en su página web que el país posee 24,43 % de las reservas petroleras mundiales que, según sus cálculos, ascienden a 303.2 millones de barriles.
La explotación del crudo comenzó en la nación suramericana en 1922 en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo (Zulia), en el noroeste del país. En 1936 se descubrió la Faja Petrolífera del Orinoco (Anzoátegui), que fue nacionalizada durante el Gobierno del fallecido presidente, Hugo Chávez, en 2007.
Entre los más relevantes de los minerales metálicos con los que cuenta el país se encuentran: oro, hierro, bauxita, níquel, cobre, molibdeno, galena, hierro, magnesio, manganeso, mercurio (cinabrio), plata, plomo, zinc, titanio, tungsteno, cromo, coltán y vanadio, entre otros.
Según cifras del Consejo Mundial del Oro, Venezuela produjo en 2024 un total de 30, 6 toneladas de oro, sin contar con el potencial aurífero del Arco Minero, en el estado Bolívar.
El Arco Minero del Orinoco es una zona de desarrollo estratégico que cuenta con una extensión territorial de 111.843 km², donde existen minerales como coltán, bauxita, granito, diamante, cuarzo, oro y hierro, según el Ministerio de Desarrollo Minero.
Allí se encuentran además reservas de ‘tierras raras’, con presencia de minerales empleados en la fabricación de artefactos de alta tecnología como reactores nucleares, láseres, máseres (amplificadores de microondas), baterías de alto rendimiento, combustibles y hasta filtradores de radiación.
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